Friday, September 28, 2007

Que frágil es la poesía: Hace falta una llama para consumirla; un mero calefactor. Ironías del destino -diría castañetti-, la vida es más endeble que la muerte. Mi vida y mi poesía se-encuentran-se endebles. Faltan-les-las rocas en que resonar. No soy, ni me hallo; apenas respiro. Ni muevo, una pierna. Mi destino es el destrozo:

Vagar en penumbra,

jalonad@ de arapos,

como un fantasma,

en vida

-de algas-.

Fruta madura que pasó a pocha.

Semilla imberbe que no llegó a viejo.

Paria sin patria.

Vino, de añejo picado...

Sin llegar a haber probado

los labios,

de su destino.

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